Km.13 Tangos y 21 gramos de "Houdinazepam". Hablamos de La ansiedad del escapista de Pepe Ramos, 2012, La Competencia Ediciones.
Cuando uno camina de madrugada por la calle Montserrat, entiende que Madrid vale los huesos de todos sus esclavos. Mientras pensaba en la canción idónea para el regreso agarrado a unas manos frías de mujer, escuché los primeros versos detrás de mí: “Yo adivino el parpadeo/ de las luces que a lo lejos/ van marcando mi retorno”. Vestido con sombrero y gabardina negra, celebraba a Gardel desde el don de la ebriedad y la torpeza en sus movimientos. Este es mi recuerdo más antiguo de Pepe Ramos (Madrid, 1971). Nunca fue tan tarde como entonces.
En una época tan convulsa, particularmente en la poesía, donde el
humor ha sido denostado en los círculos elitistas y banalizado en los ambientes
populares hasta reducirlo a una retahíla de chistes en verso, no es sencillo encontrar autores que, desde Jorge Llopis, dominen esta poética. Es aquí
donde La ansiedad del escapista
aparece como un libro tan necesario como ingenioso. La ironía y el humor
descarnado son las señas de identidad del autor, que aborda temas tan recurrentes en su obra como el comportamiento auto lesivo, el desamor, la ausencia o la sociedad. Sin
embargo, las sonrisas no dejan de ser muecas en carne cruda. Debajo del humor,
encontramos pequeños visos de existencialismo y desencanto vital que permanecen latentes palabra tras palabra; La visión del que ve la vida con los ojos claros y, al igual que
Guillermo Carnero, se pregunta: “¿Cómo no serenarse, si todo está perdido?”.
Como si se tratase de un Houdini moderno, Pepe convierte estas
páginas en su propio truco de La
metamorfosis. La versatilidad y el empleo de una amplia variedad de formas poéticas,
sin renunciar por ello a la efectividad del discurso, dotan de
dinamismo la obra. Ya Jerarquía social
del lobby ibérico está pensado como una parodia del discurso -erróneamente
atribuido a Bertolt Brecht- Cuando
vinieron los nazis de Martin Niemöller. En él se denuncia la pasividad del
individuo frente a las desigualdades laborales con absoluta fidelidad. Otro de los temas habituales de la poesía de Pepe Ramos es la infidelidad. Encontramos en el poema El otro una sátira sobre las relaciones abiertas que, ya en la segunda estrofa: "No me importa el qué dirán (...)/ o sométete a cualquier martirio/ que borre de tu cara/ la sonrisa de puta satisfecha/ que traes cuando le has visto/" nos evoca aquél poema de Vicente Gallego, Échale la culpa a él, donde el poeta denuncia los celos y la posesión frente a su mujer, que sale de fiesta una noche, con los versos finales: "Porque ya estás tardando, mala puta". En El
coleccionista de tentativas se pone en evidencia el intento de suicidio. Como un contra autorretrato, tan hiriente si cabe como los escritos por Jaime Gil de Biedma y J.A Goytisolo, concluye con una última estrofa absolutamente sarcástica “Por
mucho que te empeñes/-Lázaro auto lesivo-/ fingir un suicidio no es resucitar/”.
Los caligramas y la poesía visual también ocupan su sitio en poemas como ADN, Tanga o Poesía visual para ciegos. No sólo en estos registros encontramos
cómodo al autor: la prosa poética también tiene su lugar con Onirican Express. En este caso, arremete contra la sociedad del
consumo desde el plano del sueño y rescata el planteamiento del filósofo Philip
Mainländer de la indefensión del yo
frente al colectivo que moldea sus actos.
La última de las siete partes en las que está dividido el libro, Evasivas, consiste en una reunión de
aforismos y sentencias unificadas por temáticas como Amor y sexo “Si quieres que tu amor pueda crecer, no lo pongas bajo
tu techo”, Uno y el universo “Es
mejor morir de pie, que sufrir del meñisco”,
Sociedad “No des explicaciones nunca: la gente las confunde con excusas”, y Poesía “Escribir poesía en este país
es esperar el juicio final en un karaoke”. Y, como “no todo va a ser follar”
que diría Javier Krahe, Pepe Ramos guarda un hueco a las formas
clásicas con el poema homónimo: La
ansiedad del escapista escrito con maestría en serventesios. Llegados a este punto resulta evidente decir que, sin un profundo conocimiento de la condición humana, no sería posible el binomio de poesía y humor.
“Volver/ con la frente marchita/ las nieves del tiempo/ platearon mi
sien” entonaba mientras intentábamos parar un taxi. Pensó que era la canción
adecuada para esa noche. Pensé que era la canción perfecta para las manos de
aquella mujer ateridas de frío.
A menudo se recuerda el duro golpe del estudiante que, según
dicen, provocó la rotura del apéndice que acabaría con la vida de Houdini. “Hay
golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!” escribió César Vallejo. Sin embargo,
quien camina con Pepe Ramos sabe que guarda escondida una esperanza humilde, que
es toda la fortuna de su corazón.
Km.13 Tangos y 21 gramos de "Houdinazepam". Hablamos de La ansiedad del escapista de Pepe Ramos, 2012, La Competencia Ediciones.
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