Km.10 Un cuerpo perdido. Hablamos de Cuando me lees, un singular animal me devora de Sara Cristóbal, 2010, Ediciones Vitruvio
Durante mi época de universitaria
he escrito “cuando me miras, siento que algo me devora por dentro” varias veces
en mi diario. Siempre me he sentido conmovida por los amores imposibles, por
las miradas robadas, los labios que se abren y rápidamente se vuelven a cerrar,
temerosos. Pero, a pesar de que he leído bastantes novelas románticas y
poemarios llenos de sentimentalismo, nunca había dado con un verso, con un
poema, aunque fuera minúsculo, que plasmara todo aquello que repetía
constantemente en mi cabeza. Fue entonces cuando encontré en una librería el poemario
de Sara Cristóbal, Cuando me lees,
un singular animal me devora. No lo pensé dos veces, lo compré solo por el
título.
Sara Cristóbal Santiño nació en
Segovia en 1974. Cuando me lees, un singular animal me devora es su primer
poemario, perteneciente a la Colección Baños del Carmen, de Ediciones Vitruvio.
La autora ha participado en el club de escritura Fuentetaja con un texto llamado El Amor Ideal no es de este mundo, en el Primer Concurso de Historias de Familia
del club.
El libro de Sara está escrito con
una voz muy fuerte que trata la palabra como elemento fundamental en todo su
poemario; la naturaleza como algo oscuro, como una trampa que detiene el tiempo. La
nostalgia y el descubrimiento de su “yo” poético le lleva a comprender un
pasado que se convierte en una necesidad magnética en el presente.
“Comprendo la luz.
La que estaba tan escondida.
Y ahora la engullo,
Solo por necesidad”.
La autora describe en 33 poemas
un sentimiento muy íntimo, una declaración de miedos y superaciones. Escribe
sobre la ausencia que reverbera en el presente. Una ausencia que culmina en
olvido y en limitaciones.
“Estuve atrapada en la naturaleza
que vive
en el barranco.
Y a veces recuerdo su olor
y los límites del mundo
que no me atreví a mirar”.
"Para saber que existo/ para saber que no existo/
voy a empezar a añorarme". Sara, con una literatura sencilla, con unos
poemas muy personales y sinceros, tan sinceros que siento que han sido míos
toda la vida, ha llegado a mi estantería para quedarse. El descubrimiento de
esta autora me ha hecho reflexionar sobre la pluralidad de las voces poéticas y
las temáticas, sobre las veces que he dejado de lado por trivialidad o
similares un tipo de lectura por ser breve, demasiado directa y sincera. Sara
me ha descubierto que existe la poesía minúscula pero abrasante. Esa que
permanece en la cabeza, la que no es efímera.
Sus versos
breves, con una estructura muy similar a poemas de Chantal Maillard o Alejandra
Pizarnik, rugen y devoran. Son un deseo de imperfección, como ella misma
escribe. Porque, al fin de cuentas, la poesía es un reflejo de la imperfección,
un secreto; una conexión invisible de los ruidos que invaden nuestro día a día,
un grito, una palabra que gira y gira. Y en el caso de Sara, nostalgia.
Antes quise
Antes quise ser oscura
Para que todos me miraran.
Quise manchar
de polvo negro sus mejillas.
Pero yo
solo soy yo.
Y mis manzanas pertenecen
a una sociedad secreta
con reuniones silenciosas.
Km.10 Un cuerpo perdido. Hablamos de Cuando me lees, un singular animal me devora de Sara Cristóbal, 2010, Ediciones Vitruvio
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